Como seguramente ya te habrá comentado tu médico, amamantar es fundamental para los primeros meses de vida de tu pequeño. La leche materna es la fuente de todos los nutrientes que tu bebé necesita y sus beneficios son asombrosos. Pero amamantar no es una tarea tan sencilla, la presencia de desafíos e inconvenientes es más común de lo que crees, y la mastitis es uno de ellos.
¿Qué es la mastitis?
La mastitis es una inflamación alrededor del tejido mamario que puede aparecer durante el puerperio de las madres primerizas. Los síntomas más comunes suelen ser:
- Dolor agudo en el área de los pechos.
- Mayor sensibilidad en las mamas.
- Endurecimiento de los pezones.
- Enrojecimiento de las mamas.
- Hinchazón de los senos.
- Fiebre o escalofríos.
- Sensación de calor en la zona del pecho.
Muchas mamás vivencian estas molestias y síntomas durante las primeras semanas de lactancia, pero también pueden manifestarse más adelante. La mastitis se produce por una infección en las glándulas mamarias y es muy importante reconocer rápidamente sus síntomas para evitar complicaciones.
Si bien es común que al comenzar a amamantar tus mamas o pezones duelan un poco, esto no significa que sea mastitis. Por eso es importante que estés atenta a los síntomas y sepas diferenciarlos, y que, ante cualquier duda o sospecha de padecer esta condición, consultes a tu médico.
¿Por qué se produce la mastitis?
Las causas son muy variadas y a veces puede resultar de una combinación de varios factores, que van desde la higiene hasta el estado anímico.
El cansancio y el estrés pueden bajar tus defensas e influir en el proceso de amamantar. Sumado a la presencia de bacterias en la piel o en la boca del bebé que pueden provocar una infección.
Además, recuerda que como todas las mamás son diferentes, hay algunas que tienen piel más sensible o propensa a infecciones que otras.
También, puede suceder que tu seno no se haya vaciado correctamente o se encuentre bloqueado. La acumulación de leche materna en los pechos puede causar dolor, inflamación y una posible infección.
Otro factor determinante puede ser el tipo de ropa que usas. Los sujetadores demasiado tirantes o que aprietan demasiado los pechos pueden influir en cómo fluye la leche materna y provocar inflamaciones.
¿Cómo prevenirla?
La mejor manera de prevenir la mastitis es quitándote la mayor cantidad de dudas posibles sobre la lactancia materna antes del parto.
Te recomendamos que consultes con una asesora de lactancia durante el embarazo o pidas a tu médico de cabecera que te derive a una. Ella te enseñará técnicas para amamantar y te brindará los mejores consejos para que te sientas tranquila y confiada al momento de alimentar a tu pequeño.
En el caso de que no puedas contar con una, ten en cuenta los siguientes consejos:
- Cambia de lado o posición mientras amamantas: asegúrate de que tu bebé vacíe completamente un seno antes de cambiar a otro.
- Evita dejar pasar mucho tiempo: amamanta a tu pequeño lo más seguido que puedas y siempre que lo necesite. Acumular leche materna en tus senos no es bueno para tu salud. Y, en caso de que no te sea posible amamantarlo constantemente, porque, lo sabemos, puede que tengas otras obligaciones que te lo dificulten, sería ideal que pudieras extraer tu leche de tanto en tanto, para evitar su acumulación.
- Verifica que mientras amamantas, tu bebé esté prendido correctamente a tu pecho. A veces el instinto de los bebés puede fallar y no logran tomar correctamente.
¿Cómo aliviar la mastitis?
Ante cualquier duda, nuestra mejor recomendación es que primero consultes con tu médico de confianza para que te pueda ayudar a combatir el dolor.
Sin embargo, es bien sabido que una forma de aliviarlo es amamantar regularmente. Recuerda que se puede dar el pecho durante la mastitis y hacerlo evita que se agudice la infección.
También, es necesario que bebas mucha agua, para que tu cuerpo se mantenga hidratado y pueda seguir produciendo la leche necesaria para que amamantes a tu bebé y así reducir la inflamación. En el caso de que no puedas amamantar por el dolor, prueba sacar leche con un extractor.
Verás cómo con estos consejos y con la guía de tu médico de confianza, quien probablemente te prescriba antibióticos, la inflamación se irá y volverás rápidamente a disfrutar la hermosa experiencia de amamantar a tu pequeño.
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